miércoles, 26 de agosto de 2009

PELUQERIA CANINA.



JAMÁS debe hacer un peluquero canino tanto porque no está facultado para ello, como por suponer riesgos para el bienestar o salud del animal.


Sedar o administrar tranquilizantes a un animal.

Someter a un animal a un tratamiento de más de cinco horas de duración sin darle de beber o sin permitirle hacer sus necesidades.


Diagnosticar, aplicar tratamientos veterinarios, hacer desparasitaciones internas, etc.


Limpiar oídos, ojos, glándulas anales que presenten claros signos de infección o inflamación.


Lavar con productos inapropiados: lavavajillas, jabón blanco o de tocador, incluso, champús de uso humano.


Reutilizar el material de secado (paños, toallas).


Dejar humedad en los perros para ahorrarse tiempo de secado (sin duda lo más pesado de la peluquería canina). La humedad puede ocasionar infecciones por hongos y bacterias oportunistas, además de propiciar los resfriados. Y por supuesto los malos olores.


Cortar el pelo razas con un equilibrio frágil e insustituible entre su capa principal (pelo) y la secundaria (subpelo). Estas razas son: Pastores Alemanes y Belgas; Rough, Border y Shetland Collie; Nórdicos (Alaskan, Husky, Samoyedo, etc); Spitz (Japonés, Pomerania, Miniatura), Mastines, Terranovas y San Bernardo.

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