domingo, 12 de julio de 2009

SEÑALES EN LOS PERROS



Lo primero que pensamos cuando pretendemos comunicar algo a nuestro perro es en utilizar la palabra. Con un perro adiestrado utilizamos una serie de órdenes verbales como "sit" o "platz" para conseguir que haga alguna cosa, como sentarse o tumbarse. Pero cuando le hablamos sin ordenarle algo también estamos transmitiéndole información que comprende, no las palabras que utilizamos, pero sí los tonos de voz, que le hacen saber si estamos enfadados, alegres, tristes, lo felicitamos...
Además de la voz tenemos la alternativa de experimentar con nuestro perro otra forma de comunicación a base de señales corporales, las mismas que utilizan para comunicarse entre ellos. Veamos que es lo que podemos probar:
Dar la espalda: la podemos utilizar para que se tranquilice, por ejemplo cuando está nervioso o cuando insiste en subir sobre nosotros para que se detenga.
Moverse despacio: otra forma de tranquilizarlo, podemos movernos lentamente si vemos que anda acelerado para que baje el ritmo.
Bostezar: el perro lo utiliza cuando está asustado o preocupado, para tranquilizarse, así que podemos utilizarlo para calmarlo.
Entrecerrar los ojos: cuando nos acerquemos a un perro que no conozcamos es un buen sistema para calmarlo ya que, si estamos de pie y lo miramos desde arriba, se sentirá más tranquilo al parecer nuestros ojos más pequeños.
Girar la cabeza: la forma que tiene un perro de acercarse a otro sin asustarlo es de forma indirecta, trazando una pequeña curva, en lugar de forma directa, con lo que giraría la cabeza para calmarlo. Es igualmente aplicable en humanos; utilizará esta señal si nos acercamos directamente o nos inclinamos junto a él. Aunque no es utilizable directamente por los humanos, explica el comportamiento del perro en un acercamiento.Además de lo entretenido que resulta utilizar estas señales con nuestro perro, su uso nos puede permitir acercarnos a un perro sin asustarlo. Basándonos en ellas, en primer lugar debemos acercarnos a él trazando una pequeña curva, y cuando estemos cerca si entrecerramos los ojos no lo intimidaremos con nuestra mirada. Una vez junto al perro podemos agacharnos flexionando las rodillas, con lo que estaremos a su altura y se sentirá más tranquilo. Para ir ganándonos su confianza podemos estirar el brazo con la mano con los dedos relajados hacia abajo, vigilando que no reaccione de forma agresiva y, sin llegar a tocarlo ni acercar nuestra mano demasiado, esperar que la olfatee. Todo ello con movimientos lentos para no ponerlo nervioso. Si nos llega a olfatear la mano y sigue tranquilo, habremos avanzado mucho para ganárnoslo. Es un método que a mi personalmente me ha funcionado siempre, pero es importante controlar la actitud del perro y no acercarnos demasiado si vemos que se pone más nervioso o muestra signos de agresividad.